Tengo problemas. Muchas veces se me plantea la frustrante necesidad de expresar un sentimiento titilante que desgarra y chilla hasta quedarse afónico en mi interior, es imposible de poner en palabras, pero quiere vivir en una frase. Me obliga a intentar convertir un crescendo en letras encajadas con otras, es indomable. Y es que hay algunos días, que simplemente no amaino.
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Amor animi arbitrio samitur non ponitur.