lunes, agosto 5

Wandering I.

Un proverbio chino dice que todas las personas que están destinadas a conocerse, están unidas por un cordón rojo invisible, atados a uno de sus dedos. El cordón se puede estirar, liar y tensarse, pero jamás romperse. Me gusta la idea de que nuestro futuro ya está construido, pero no la de que tengamos que desperdiciar nuestro tiempo de vida en ver qué ocurre, que será de nosotros. Tardamos una vida entera en aprender a vivir, y eso es lo más triste.

Al mirar a una estrella, empiezo a pensar en si otra persona, en algún otro lugar, también la está mirando, a esa misma. Quizá más de una. Y por un momento, estamos conectados, estamos "en el mismo sitio". Quizá estamos destinados a conocernos, o no. Quizá es alguien que me encontré ayer por la calle, y no recuerdo su cara. Quizá es alguien que muera mañana. O quizá en el momento en el que miramos a esa misma estrella, nuestros caminos se convierten en líneas secantes.


Nunca sabes cuando verás a una persona por última vez. Ni si tendrás más oportunidades para decirle todas las cosas que te hubiera gustado. Cada día, es una oportunidad. Al fin y al cabo, no se desaprovechan, pues las que no coges tú, las utiliza otra persona. Si te das cuenta, todas las oportunidades que has tenido a lo largo de tu vida, fue a causa de que otra persona, con anterioridad, la rechazó. Aprovecha todas las que puedas. Nunca sabes lo que puede pasar.

2 comentarios :

  1. Que bonita entrada, la verdad es que antes solía reflexionar mucho sobre esto del destino y es que el destino es caprichoso con aganas. Porque un día podemos tenerlo todo y al siguiente nada.
    Besos

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Amor animi arbitrio samitur non ponitur.