sábado, agosto 10

Soledad.

Le gustaba pasar horas en su habitación, mirando por la ventana y seguir con la yema del dedo las gotas de lluvia que se deslizaban por la superficie exterior del cristal. Ir andando por la calle sola, escuchando música para ambientar sus cavilaciones. Le gustaba comer sola, dormir sola, pasar tiempo sin ningún tipo de compañía. Le permitía pensar en cosas que no podría si estuviera alrededor de más personas, y reorganizar
algunos aspectos de su vida. Nunca le afectó demasiado la falta de compañía, y no era abierta al prójimo. Solía interiorizar sus sentimientos, y no dejaba que nadie los viera. Le gustaba la soledad, sí. Pero a veces, cuando iba por la calle y veía a madres paseando con sus hijos, parejas abrazándose, o quizá incluso dos amigos riéndose, un profundo malestar le corroía sus entrañas. Y entonces empezaba a plantearse si realmente quería estar sin nadie a su alrededor. Quizá necesitara a alguien que la arrancara
de su manera de vivir.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Amor animi arbitrio samitur non ponitur.