Y desde que él me cuida, ya no escribo. Con su amor, mi tristeza ha huido asustada; nunca se había encontrado con un oponente. Y siendo feliz, ¿quién puede escribir? La tristeza alimenta el arte, pero el arte no alimenta mi alma. Perdón por todas esas palabras que jamás rozarán el papel.
Totalmente cierto. Un saludo.
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