miércoles, septiembre 18

Levanta la cabeza princesa...

atenta al siguiente golpe que te dará la vida.
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Empezó a darse cuenta de que estaba cambiando. Algo en ella era diferente, se le antojaba incómodo. No sabía qué era, por lo que ignoró ese sentimiento. A medida que transcurrió el tiempo, su otro yo fue absorbiendo a la chica que ella solía ser. Cambió su personalidad, su carácter, su forma de sonreír, su físico, su todo. Ella apenas lo notaba. Sentía que estaba más decaída y apagada, como si algo en su interior estuviera atrapando toda su vitalidad. Las personas que la rodeaban se lo decían, se lo notaban en sus ojeras, en su mirada vacía, y en sus sonrisas falsas. Algo ocurría con ella. Su propia sombra, la que solía seguirle, había invadido su cuerpo. Frío, sentía frío. Tristeza, inutilidad, añoranza. Perdió la noción del tiempo. Estaba entumecida. No conseguía despertar de la pesadilla en la que su vida se había convertido. Creyó que estaba todo perdido, hasta que alargó el brazo en busca de ayuda. Dejó que le curaran las heridas del corazón, y con el tiempo y esperanza, su yo feliz volvió a sumergir de su interior. La sombra que antes era, desapareció para dejar paso a la luz.

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Amor animi arbitrio samitur non ponitur.