miércoles, julio 10

I gave you all I had.

Entré en la sala, la enfermera me miró de arriba a abajo y me dijo: ¿qué haces aquí? Eres aún demasiado joven para estar en el hospital. Me puso las manos en los hombros. Cuando salgas de la consulta, corre, sal de aquí, sonríe y vive tu vida. No la eches por la borda. Tienes mucho por delante. Y se fue.
Yo no elegí esto. Nadie lo elige. Nadie elige la tristeza y el dolor como solución a sus problemas. A veces me pregunto, cuando la gente que me conoce me mira, si pueden siquiera tener una mínima idea por lo que he pasado. Nunca quise que lo supieran, no quería que se preocupasen. Yo misma, me he marcado una meta, que es dejar esta etapa de mi vida enterrada en el pasado, como una cicatriz más. Como parte de la historia que nunca contaré. Todos tenemos una, que guardamos con más o menos cantidad de candados, que abrimos a unos u otros. Hay personas que no se lo cuentan a nadie. Hay personas que se lo cuentan a todos. Yo prefiero mantenerlo bajo llave. Que nunca vuelva a repetirse.
Volvió la enfermera por última vez. ¡Y cómete una buena tarrina de helado! Añadió. No pude reprimir una sonrisa.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Amor animi arbitrio samitur non ponitur.