martes, octubre 30

Some things take time.

Ya empieza ese sentimiento tan extraño y que me gusta tanto. Sólo aparece cuando empiezan a bajar las temperaturas. Sólo aparece en otoño e invierno, y luego desaparece. Me lo traen a la memoria algunas canciones de piano, paisajes, fotografías, situaciones, o incluso prendas de ropa. Me dice que mi estación es el invierno, aunque yo no sea lo que se diga exactamente calurosa. Me dice que ya es hora de pisar la nieve un año más, de soñar con lugares lejanos e imposibles, de soñar con el futuro. De sacar las mantas nórdicas, abrigos, jerséis, botas y mantas. De mover las manos para que no se me corte la circulación (por eso siempre las tengo heladas...). De comprar libros nuevos, de ir a la biblioteca, de practicar más el francés, de exhalar aire y ver las nubes de vaho en el aire. De mirar los escaparates de las tiendas adornados con árboles de Navidad y espumillones, de ver anuncios de turrones en la tele. Por todo eso y por mucho más, adoro el invierno.

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Amor animi arbitrio samitur non ponitur.