martes, septiembre 2

170 horas a tu lado,

No voy a decirte que te echo de menos, ni que te echo de más, pues mi orgullo me lo impide. No voy a decirte que en mi mente es dónde te encuentras vivo, y que tu nombre está tatuado en mi corazón.
Y los días que pasamos juntos, fueron un oasis en el caos de la vida. Fueron un paréntesis en el tiempo, un rayo de sol en la tormenta. Lo único que sabía es que mi corazón latía rápido, y el minutero avanzaba lento. El tiempo se paraba, y nuestra respiración se acompasaba. (Los recuerdos formaban una espiral al ritmo de Kodaline.) Ambos sufríamos por la hora del adiós, pero vivíamos el presente de un modo tan ansiado y fugaz, que asustaba. Asustaba el modo en el que te amaba, el temor de no poder volver a perderme en tu mirada, asustaba que no me amaras de la misma manera. Aceptamos el hecho de que el destino nos guardaba curvas y trayectos rectos, que éramos sus marionetas. De mientras que no nos corten las cuerdas, mis latidos volverán a agolparse en mi garganta cada vez que traigas tu presencia junto a mí.


Mi orgullo puede aguantarse hoy. Te echo de menos.


2 comentarios :

  1. ¡Qué texto tan bonito! El orgullo.. la de cosas que dejamos de hacer y perdemos por culpa del maldito orgullo...

    Te sigo desde ya, me sigues?

    Un beso♥

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Amor animi arbitrio samitur non ponitur.